CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS
¿POR QUÉ SE SUICIDÓ EL TENIENTE CORONEL ÓSCAR DARÍO DÁVILA TORRES?
"EL SUICIDIO QUE NO ERA TAL" OLGA LUCÍA GONZÁLEZ.
Se han enojado algunos amigos y lectores porque me atrevo a dudar sobre el suicidio del coronel Dávila. "No está permitida la duda" me dicen. "El presidente lo dijo desde el primer momento y Medicina legal lo ratificó: el coronel Dávila se suicidó y no se debe hablar más de eso".
Bien. En esta columna no hablaré de preguntas alrededor de la muerte del coronel Dávila, de errores pasados de Medicina Legal, o de presiones sobre órganos como la Fiscalía. Acato el consejo de estos amigos y lectores y procedo a hablar de otra cosa.
Esta columna trata, pues, de hechos sucedidos en otro país: Francia. Es la historia de un suicidio en el mundo político; de hecho, es el "suicidio" más famoso de Francia. El protagonista se llama Robert Boulin. Era ministro del presidente Valéry Giscard d’Estaing. El contexto político, las circunstancias políticas que causaron su muerte, todo el mundo las ha olvidado. Vagamente, se recuerda que había algún escándalo de corrupción, uno de tantos. Lo que nadie ha olvidado es que el ministro apareció muerto una mañana. El lugar donde se ahogó era un estanque de 60 cm de profundidad. "Se ahogó en un charco"
, dicen los franceses.
Las sospechas cayeron desde el primer día: se notaba el afán en decir que era suicidio. Rápidamente, la prensa lanzó la noticia, sin que se le hubiera hecho ningún examen al cuerpo. Adicionalmente, todo lo que tuvo que ver con manejo del cuerpo, levantamiento del cadáver, recoger las huellas, fue hecho de forma excesivamente rápida. Todo esto dificultó consolidar las evidencias. Ni siquiera hicieron el acta médico-legal correctamente. Rápidamente, introdujeron el cuerpo en un helicóptero (pues la muerte ocurrió en un bosque, a unos cuantos kilómetros de París) y lo llevaron al Instituto legista de París. El dictamen de los médicos legistas fue contundente: "Suicidio por ahogamiento, precedido de absorción de Valium". La prensa de la época se contentó con repetir este dictamen, y le agregaron una "explicación": que el ministro se había suicidado porque lo estaban asociando con un asunto de corrupción, decían. Que estaba muy estresado, repetían.
Era el año 1979. Todos los medios corearon la versión oficial, la que más le servía al poder: "suicidio". Algunos dudaban, pero no era fácil llevar la contraria en ese ambiente unanimista. Un senador, sin embargo, escribió una columna de opinión: "Esto no me gusta", se titulaba, y formulaba varias preguntas. Simultáneamente, otros altos políticos visitaban a la familia, y con cortesía y modales, al principio, y luego sin ellos, le aconsejaban quedarse callada. El ambiente era de amedrentamiento.
Sólo un año después, gracias al trabajo y la insistencia de un abogado honesto (Robert Badinter, que luego encabezó otros procesos y pasó a la historia como un gran humanista), la familia logró ver el dossier completo. Lo que descubrieron los dejó perplejos: Boulin tenía hematomas en la cara, "una cara de boxeador", recuerdan. Ataron otros cabos sueltos... Sus dudas sobre la versión oficial del suicidio aumentaban, pero los intimidaban. Les dañaban los frenos del carro, les hacían ver que los estaba espiando.
Se llenaron de coraje, sin embargo. Decidieron pasar por encima de los miedos e interpusieron una demanda contra X por "homicidio voluntario" (en Francia, una demanda contra X es una demanda contra una persona cuya identidad no se conoce). La hija de Robert Boulin, Fabienne, fue quien se apersonó de esta batalla legal. Ahora tiene 72 años y sigue luchando por conocer lo que sucedió. Dice: "Poco a poco, nos dimos cuenta de que esto era una ficción, de que hubo puesta en escena”.
Empezó, entonces, una contra investigación. Algunos periodistas se apersonaron del caso: examinaron cada asunto, cada evidencia, y también cada prueba que faltaba. Gracias a la pericia de uno de estos periodistas, lograron determinar que a Boulin lo habían matado en otro lugar, y lo habían llevado posteriormente a ese estanque. De hecho, le practicaron una exhumación y una segunda autopsia. Le hicieron radiografías. Se percataron de que había fracturas en su cara. ¿Cómo era posible que esto no lo hubieran visto antes? A la vez que se iba aclarando algo, entendieron que hubo una larga serie de irregularidades en la primera autopsia. Descubrieron también que en el alto gobierno se sabía lo que se tramaba con horas de antelación: siete horas antes de que la policía descubriera el cuerpo, el presidente sabía que Boulin estaba muerto.
Más de cuarenta años han pasado desde la muerte violenta de Robert Boulin. En varias ocasiones, su hija Fabienne Boulin le ha pedido a la justicia que reabra el caso. En 2015, ésta accedió. En 2020, un nuevo informe colegial sobre la autopsia efectuada originalmente desmontó la tesis del suicidio.
Hoy, el caso de Robert Boulin es ampliamente conocido. Ha habido infinidad de reportajes, libros, investigaciones, series de televisión. Incluso una bande dessinée (comic) muy premiada, "Los años de plomo de la quinta república francesa", trata este episodio en profundidad. Existe una página en internet dedicada al solo "affaire Boulin" con varias de estas referencias. Pese a que en un primer momento el gobierno hizo lo posible para enterrar rápidamente al muerto y callar las preguntas, estas no han parado de surgir. Más de cuarenta años después de los hechos, Boulin se ha convertido en el símbolo de un crimen y una mentira de Estado.
CASO ÓSCAR DÁVILA SUICIDIO O ASESINATO
QUÉ SABÍA EL OFICIAL DE LA POLICIA
ASUNTO TURBIO EN LA POLICÍA NACIONAL
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AGENCIA BK DETECTIVES ASOCIADOS