CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

CONDENADA POR HOMICIDIO FRUSTRADO
NO DORMIRÁ EN LA CÁRCEL PARA NO ROMPER LA LITERA

Alejandra Pamela Ferreyra trabajaba para el prestamista Walter Chiamino. ¿Qué la empujó a meter la mano en la caja de la empresa? En junio del 2016, el empresario, cuando descubrió el mangoneo de su empleada la citó. Mientras iban juntos en el autómovil Fiat Siena de Walter Chiamino, él conduciendo y la gorda en el asiento de atrás, la discusión tomó un inesperado derrotero. Alejandra Pamela Ferreyra empuñó una pistola del calibre 9 mm y disparó contra la cabeza de Walter Chiamino. Logró frenar en medio de un reguero de sangre y ella se hizo cargo de conducir el vehículo hasta un puesto de la policía sin reconocer la autoría del disparo. "Unos extraños nos balearon", dijo. Hasta la interveción de los peritos judiciales mantuvo el mismo testimonio, pero más tarde huyó y permaneció prófuga hasta el juicio. El jurado la consideró culpable de un homicidio en grado de tentativa y el juez-presidente Alfredo De Leonardis la exoneró de cumplir la condena en la cárcel por padecer obesidad mórbida: 150 kilitos entre pecho y espalda con los consecuentes inconvenientes para seguir el tratamiento médico entre rejas. Casa por cárcel para la gorda. ¡Huy, perdón! He querido decir: "entradita en carnes". Que no se entere la alcaldesa de Barcelona y me denuncie por "violencia de género". Ha ordenado, con dos cojones, cambiar el vocabulario para combatir el "patriarcado opresor". No se podrá decir abuelo, negro, inmigrante, mariconada, gitano, moro. ¿Gordita tampoco? En México son empanadas.

MUJERES ASESINAS PEDÓFILAS MALTRATADORAS

VIOLENCIA DE GÉNERO FEMENINO


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

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