CRÓNICAS DE RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS
El 5 de octubre del 2016, la cabo de la Guardia Civil María del Pilar Villacorta Díez entró en la Sala de Tiro de la Comandancia de Catabria dispuesta a realizar el ejercicio de tiro programado por el mando varios días antes. Después de protestar por la ausencia de chalecos antibalas femeninos (en la Benemérita a pesar de que la mujer representa el 7 por ciento del cuerpo no hay chalecos de talla y forma adaptados a la anatomía femenina) el teniente encargado del ejercicio la autorizó a manejar su arma reglamentaria sin la protección del chaleco antibalas para posibilitar la soltura de movimientos. Una vez realizado el ejercicio el coronel jefe de la comandancia ordenó a dos guardias civiles masculinos que la instruyeran en la correcta utilización del chaleco antibalas. La cabo María del Pilar Villacorta Díez se sintió humillada por el trato degradante de sentir cómo dos hombres intentaban acoplar su pecho en el chaleco antibalas. Ni corta ni perezosa, le espetó al coronel: "¿Por qué no se pone usted un tanga?". Dos años después ha concluido el expediente sancionador. La han condenado a un mes de suspensión de empleo y sueldo.
MUJERES EN LA GUARDIA CIVIL TREINTA AÑOS DESPUÉS
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