EL CRIMEN DEL CONTENEDOR
Uno de los crímenes más horrendos que conmocionó
a la sociedad canaria, se produjo en la madrugada
del 8 de enero de 1994 en Las Palmas de Gran Canaria.
Los hechos ocurrieron en una vivienda de la calle
López Socas, en la zona del puerto, a la que había
accedido Eufemiano Fuentes Martínez, de 44 años,
tras contratar los servicios de tres prostitutas para
una sesión de sadomasoquismo, a cambio de 5.000
pesetas para cada una. El contacto previo lo estableció
en un bar un amigo suyo, identificado como Juan
Andrés Medina Pérez. Según recogió la sentencia de
la Audiencia Provincial de Las Palmas, los cuatro
consumieron una alta cantidad de crack, cuyo importe
abonó el propio Fuentes, que aparentaba un alto poder
adquisitivo.
Una vez en la vivienda, y en plena orgía de sexo y
drogas, una de las mujeres, María del Carmen Diepa,
venezolana de 24 años que se dedicaba a la prostitución
para financiar su adicción a la heroína, se negó a que
su cliente le quemara los pechos con un cigarrillo, lo
que irritó a Fuentes. Poco después, y cuando éste se
encontraba amarrado en una silla a petición suya para
un juego erótico, María del Carmen aprovechó el
momento para sustraer unos billetes de la cartera,
lo que produjo una reacción enfurecida de Fuentes
que, tras zafarse de las ataduras, propinó un fuerte
cabezazo en el rostro y varios golpes con un objeto
cilíndrico, que dejaron a la víctima en el suelo sin
conciencia. Posteriormente llamó a Juan Andrés Medina Pérez y Antonio Carmelo Sánchez Muñoz para
que le ayudaran a desembarazarse del cuerpo. La
víctima fue decapitada y sus extremidades seccionadas
"entre risas", según el testimonio de las supervivientes.
Tanto Dunia como Nena lograron escapar, en caso de
la primera a través de una ventana y en el de la se-
gunda escondida en un congelador. El cadáver fue
introducido en varias bolsas de plástico. Una parte
fue arrojada a la basura el 8 de enero y el resto
el día 13.
Eufemiano Fuentes Martínez fue condenado a 12 años
de prisión por homicidio, con el atenuante de drogadicción. A sus cómplices les cayó una condena de tres
años de cárcel a cada uno por delito de encubrimiento,
mientras que un cuarto procesado fue absuelto al no
quedar probada su participación en los hechos. La
sentencia de 2004 señala que los forenses no pudieron
determinar el mecanismo exacto de la muerte, si fue
por decapitación o con anterioridad por los golpes
recibidos en la cabeza, pero sí indicaron que el fallecimiento se produjo lentamente. El fiscal del caso
solicitaba 19 años de prisión para los cuatro acusados.
Fuente: "Historias de Canarias" (Juan Carlos Mateu / María Doménech).
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