Ciudad de Panamá, 17 de julio de 2000
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La delincuencia corrompe

La corrupción generalizada debe ser preocupación ciudadana, porque es un mal corrosivo que, de no detenerse, acabará con las instituciones sociales. En un seminario se tratará el tema a partir de mañana a las 5:30 p.m.

HERASTO REYES
hreyes@prensa.com

La corrupción se ha convertido en el mal del siglo XXI, heredada de las epidemias que dejó el siglo XX. Toca todos los niveles: copa el poder y salpica a todos los estratos sociales. Se extiende desde Washington hasta Moscú, sin dejar confín de la tierra en el que no tenga sus tentáculos y manifestaciones. Cubre las más diversas actividades humanas, pero es en el campo de los negocios ilegales en los cuales tiene mejor abonado su terreno.

Panamá no está exenta de este flagelo. Desde la coima que se paga al policía de tránsito hasta los manejos turbios con los jueces y autoridades de la justicia, que buscan, en ambos casos, favores inmerecidos. Es Panamá, por ser un país de tránsito, la vía por la cual los corruptos establecen sus redes en procura del dominio de los mercados internacionales de la droga y el lavado de dinero.

Las huellas que dejan los corruptos no son fáciles de detectar, pero los daños deterioran gravemente a las instituciones de la democracia, de la justicia y de la sociedad. Esos males se van afincando poco a poco en la conciencia negativa de los pueblos que llegan, con el correr del tiempo, a ver como ‘‘normales’’ las actitudes corruptas. ¿Por qué no pasarle una coima al agente de tránsito si eso resuelve todo? ¿Para qué denunciar a los narcotraficantes si las autoridades parece que apadrinan sus actividades y nada se logra?

En fin, la corrupción parece no tener límites; pero eso no indica que quienes se oponen a este tipo de conducta se queden con los brazos cruzados y miren los toros desde la barrera.

La Universidad del Istmo y el Centro Internacional de Criminología han organizado el Primer Seminario Internacional sobre Delincuencia Organizada y Corrupción, que se verificará a partir de mañana martes 18 de julio del 2000 hasta el jueves 20, en los locales de la citada Universidad (antiguo colegio María Inmaculada en la avenida Justo Arosemena).

En la organización del seminario participan Marco Londoño, decano de la facultad de Derecho de la Universidad del Istmo; Rafael Sánchez Armas, director del Centro Internacional de Criminología, y Orlando Carrasquilla, director adjunto del citado Centro.

Londoño explica los objetivos: ‘‘dado que en el país la corrupción se adentra cada vez más, es parte del modus vivendi del panameño, los valores se han perdido, nosotros tenemos, como centro educativo y como docentes universitarios preocupados por el problema, que sembrar en la población nacional la inquietud de que hay que ponerle un alto a la corrupción’’.

Se trata, según el decano Londoño, de que la Universidad, como centro que quiere levantar los valores y la moral de la ciudadanía y formar profesionales con éxito, impulse una toma de conciencia sobre el mal que representa la corrupción. ‘‘Buscamos fomentar la formación de profesionales íntegros con valores éticos, hombres de trabajo, hombres de lucha, porque para eso se está estudiando. Es decir, formar profesionales que busquen la erradicación de las manifestaciones corruptas que le hacen daño al país’’.

Rafael Sánchez Armas es un canario que ha dedicado esfuerzos internacionales a la denuncia de la corrupción, tanto en España como en los grandes centros de poder, con el seminario que ha organizado junto con la Universidad del Istmo busca abrir las puertas para que el tema sea discutido en los distintos países de América Latina. Después de Panamá, el Centro Internacional de Criminología espera montar actividades similares en Colombia, Argentina y México en los próximos meses.

Sánchez considera que la coordinación entre el Centro que él dirige y la Universidad del Istmo, para trabajar contra la corrupción, es un paso en el propósito de instalar el Centro Internacional de Criminología en la Ciudad del Saber, la proyectada entidad de estudio e investigación que operará en terrenos revertidos a Panamá después del retiro definitivo del ejército norteamericano del Istmo.

El proyecto de la Ciudad del Saber es ‘‘fantástico’’, dice, y puede permitir que el Centro Internacional de Criminología tenga un trampolín adecuado para el combate internacional a la delincuencia organizada y a la corrupción ‘‘que a mi modo de ver son lo mismo’’.

Sánchez explica que la mafia tiene dos ramas: la activa y la pasiva. ‘‘La activa es la que mata y la pasiva es la que está compuesta por los sectores corruptos de los políticos, los abogados, los periodistas...’’

Al hablar de la corrupción y tomar el ejemplo de la denuncia hecha por el diario español El Mundo en relación con la corrupción de menores en Panamá (‘‘condenable desde todo punto de vista’’), Sánchez denuncia que ‘‘hay una mentalidad neocolonialista’’. Critica severamente a Pedro J. Ramírez, director del citado periódico, porque ‘‘no tiene autoridad moral, calla los actos de corrupción e inmoralidad de sus amigos políticos o aquellos en donde él ha participado’’.

Hay una práctica neocolonialista, dice Sánchez, ‘‘tanto en lo periodístico como en lo judicial’’. Anota, para ejemplificar esas actitudes, en el terreno judicial, que ‘‘Baltazar Garzón se está proyectando internacionalmente a costa del desgraciado dictador de Chile, Augusto Pinochet, que fue puesto por Estados Unidos, en 1973, para que defendiera los intereses de multinacionales como la ITT o ¿es que nos hemos olvidado?, ¿nos hemos olvidado de la defensa de Pinochet a los intereses de la minería británica?, ¿quién le hace el boicot al presidente Salvador Allende? Entonces, ahora, Pinochet es la bestia maldita... ¿Por qué Baltazar Garzón no se mete con los norteamericanos y los británicos?’’

Al hablar del narcotráfico como fuente de corrupción, Sánchez afirma que ‘‘el narcotráfico va a arrastrar el estado de derecho a una situación caótica. El mundo está cayendo en una pendiente, yo no sé si reversible’’.

Allí entran en juego Rusia y algunos países de Europa oriental y se convierten en el máximo peligro que hay para occidente. ‘‘Lo que hace 10 años (cuando cayó la Unión Soviética) se vio como una jugada maestra de la política del presidente norteamericano Ronald Reagan, hoy se ha convertido en un problema terrorífico para el mundo libre. ¿Por qué?, porque en la Rusia de hoy se blanquea todo lo que se puede blanquear. ¿Qué se puede hacer, si Rusia tiene la bomba atómica? Ese es un problema gigantesco para occidente’’.

De allí parte la preocupación de algunos organismos y agencias financieras internacionales en el tema de la corrupción, ‘‘lo que pasa es que el mundo capitalista está viendo amenazado su monopolio con el surgimiento de otro monopolio terrorífico, que cada vez es más difícil de acabar y el peligro de guerra se acentúa con el paso del tiempo. En otras palabras: hay un conflicto de intereses entre el mundo capitalista y la mafia activa’’.

En Rusia, según Sánchez, se ha creado el sindicato mundial del crimen: la mafia rusa, la mafia italo-norteamericana, las sociedades asiáticas y los carteles de la droga suramericanos, ‘‘eso es un ente poderosísimo, ahora mismo no se sabe quién trabaja para la mafia y quién no’’. Es difícil, según los planteamientos de Sánchez, enfrentar a este poder porque la mafia tiene la capacidad de alienar a los pueblos y convertirlos en conformistas. Sin embargo, el hecho de que cada vez se hable más del tema puede ayudar ‘‘a que la gente tome conciencia del problema y lo enfrente’’.

Para el decano Londoño, la posición geográfica de Panamá y la debilidad del aparato judicial contribuyen al crecimiento de las conductas y prácticas corruptas.

Orlando Carrasquilla corrobora con una serie de ejemplos el planteamiento de Londoño y anota que ‘‘el clamor de la sociedad es que la justicia actúe, pero que actúe en el momento y no con el letargo que lo hace en la actualidad’’.

Carrasquilla ve la necesidad de ‘‘complementar todas las actividades de las autoridades judiciales y policiales y elaborar una política criminal coherente, que debe partir del hecho de que las personas tienen que comer, deben tener un salario adecuado para subsistir; en el momento que no se consideren estas condiciones sociales, se va a reflejar el mal en la ola de violencia que estamos viviendo’’.

Para Londoño es difícil probar la corrupción en el aparato judicial o político porque los corruptos buscan los más escondidos ángulos legales para argumentar a su favor. Cita el ejemplo de un juez que debe actuar con criterio propio en la interpretación de la ley, pero no actúa así en procura de favorecer a un narcotraficante con el que tenga contactos; desde el punto de vista legal, él argumenta que esa es su interpretación de la ley y ¿quién puede comprobar lo contrario? ‘‘Se sabe que ese juez no ha actuado correctamente, pero sus superiores, los magistrados, no dicen nada, no investigan, no resuelven’’.

Hay que anotar que las autoridades del órgano Judicial y del Ministerio Público, que fueron invitados para que participaran en el Primer Seminario Internacional sobre Delincuencia Organizada y Corrupción, después de haberse comprometido a asistir y plantear lo que consideraran conveniente, se echaron para atrás.

Fue invitada, según los organizadores, Graciela Dixón, magistrada de la sala penal de la Corte Suprema de Justicia, pero a las finales optó por la inasistencia al seminario.

La procuradora general de la Administración, Alma Montenegro de Fletcher, o un representante suyo, también se echó para atrás; como lo hizo el jefe de medicatura forense del Ministerio Público, Humberto Mas, quien tampoco disertará en el Seminario como había sido invitado.

La Policía Técnica Judicial (PTJ) tampoco acudirá a discutir los temas de la corrupción; allí la invitación la recibió Aníbal Ramos quien finalmente declinó la asistencia de algún representante de la entidad policial de investigaciones judiciales.

Esto afectó el proceso de organización por lo que hubo que cambiar la fecha de la reunión en dos ocasiones. Finalmente el seminario se realizará a partir de mañana martes, 18 de julio, hasta el jueves 20 a las 5:30 p.m. En la primera sesión se verificará un acto protocolar de inauguración en la que participará Angela Arrue, vicerrectora académica de la Universidad del Istmo.

Primer seminario internacional sobre
delincuencia organizada y corrupción

Organizadores:

Universidad del Istmo
Centro Internacional de Criminología

Expositores:

  • Marcela Márquez, directora del Instituto de Criminología de la Universidad de Panamá.
  • Aracelly de Casanova, del Ministerio de Gobierno y Justicia.
  • Jaime Abad, ex director de la Policía Técnica Judicial.
  • Omar Garrido Morales, gerente de la empresa de seguridad Gresinsa.
  • Ramón Alemán, ex secretario general del Tribunal Tutelar de Menores.
  • Victoria Figge, ex directora de la Unidad de Análisis Financiero.
  • Italo Antinori, Defensor del Pueblo.
  • Herasto Reyes, periodista de investigación de La Prensa.
  • Rafael Sánchez Armas, director del Centro Internacional de Criminología.

Coordinador:

  • Marco Londoño, decano de la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad del Istmo.

Lugar y fecha:

Universidad del Istmo (avenida Justo Arosemena entre calle 42 y 43, Bella Vista).

Los días 18, 19 y 20 de julio del 2000 de 5:30 a 9:00 de la noche.

Precio de inscripción:

Estudiantes: 10.00 balboas; profesionales: 20.00 balboas.

Metodología:

Cada día se impartirán tres conferencias con amplios márgenes de tiempo para las preguntas y participación de los asistentes.

Información adicional: Teléfonos: 227-8825, 618- 8978 y 632-2361.

 
     

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