Acabar con este paro nos tomará 14 años

Nuestra tasa de paro -el 26,02% de una menguante población activa- es la prueba de nuestro fracaso como sociedad. Que seis millones de españoles quieran trabajar y no puedan hacerlo es un desastre humanitario. En cualquier otro país provocaría una situación excepcional. Fue muy desconcertante ver al presidente del Gobierno racionalizar esta cuestión en la tribuna de oradores hace unas semanas y convertirla en ardid para neutralizar las críticas de la oposición.

Con toda probabilidad la tasa de paro se acercará al 27% este año y en los gobiernos, en los parlamentos y en las alcaldías, seguirán haciendo como si oyen llover cuando el lío en el que España se ha metido es fenomenal y excede con mucho la capacidad de todos nuestros políticos, aun de los mejores.

El paro español no sólo es el resultado del mal funcionamiento de nuestra economía, sino de cosas más nimias. Hasta nuestras inveteradas costumbres -aquellas reprochables como no pagar el IVA o escaquearse en el trabajo, y las positivas, como la de permanecer cerca de nuestros seres queridos- tienen su reflejo en el mercado del trabajo.

El paro también es el fracaso de nuestras leyes. Obviamente lo es de nuestro sistema educativo, básico, profesional y universitario. De un sistema autonómico que inmovilizó la población en los territorios. De una estrategia paternalista de hacer de España un país de propietarios y no de proletarios que nos transformó en devotos del ladrillo.

Si usted ha tenido que legalizar la situación de alguien que trabaja en su hogar estará en una de estas dos posibilidades: o ha perdido horas lidiando con la burocracia para cumplir la ley o al final prefiere correr el riesgo de estar en la ilegalidad y no pagar cotizaciones sociales.

No es difícil que con todo este papeleo un empresario sienta que se casa de por vida con sus empleados. ¿Y tiene alguna lógica que si eres asalariado y ya cotizas y quieres aumentar tus ingresos con un minijob tengas que convertirte en autónomo o trabajar en negro?

La magnitud del problema en que estamos se visualiza perfectamente si preguntamos cuánto tiempo vamos a tardar en salir de ésta. Del récord de desempleo de 1994 (24,1% según el INE, aunque los datos no son del todo homogéneos) hasta el récord de ocupación de 2007 (un 8,3% de paro) mediaron 13 años. La bajada fue de 15,8 puntos porcentuales: o sea 1,21 puntos de reducción del paro por cada año.

Si repitiéramos la misma jugada (con burbuja inmobiliaria incluida) nos tomaría 14 años y medio llegar a una tasa de paro como la de 2007. Es decir, en 2027. Imaginemos que con las reformas logramos crear ¡el doble de empleo!: pues necesitaríamos nada menos que siete años, o sea hasta 2020. No es tan difícil pensar que esta crisis se va a llevar tres lustros de nuestras vidas si no nos aplicamos de verdad.

john.muller@elmundo.es