RELATO DEL CONFIDENTE QUE DESATÓ LA OPERACIÓN


"Si atacamos el metro de Barcelona los servicios de urgencia no pueden llegar". La célula planeó tres ataques en España y otros en Francia, Portugal y Alemania. El confidente que propició la captura de la célula que iba cometer atentados suicidas en Barcelona ha dado detalles precisos sobre cómo el grupo de paquistaníes se preparaba para morir matando. El grupo planeaba inmolarse en el metro porque allí "los servicios de urgencia no pueden llegar", según el relato, al que ha tenido acceso EL PAÍS. "¿Por qué vamos a atacar en el metro de Barcelona y no en otro lado?", preguntó el suicida a su compañero de martirio, uno de los paquistaníes. "Porque si atacamos el metro los servicios de urgencia no pueden llegar. Nuestra preferencia son los transportes públicos, especialmente el metro", contestó al instante este último. El suicida infiltrado en la célula había llegado en tren a Barcelona procedente de Francia el pasado día 16. Allí se unió al resto de los miembros de la célula terrorista y obtuvo sus secretas e inquietantes confidencias. El testigo protegido, cuyas manifestaciones provocaron el pasado fin de semana la desarticulación de una célula yihadista en Cataluña y el ingreso en prisión de diez de sus miembros, ha revelado que el grupo lo integraban seis suicidas, entre los que se encontraba él mismo, y preparaba una oleada de tres ataques en España, uno en Alemania y otros en Francia, Portugal y Reino Unido. Todos estos ataques serían reivindicados por Al Qaeda a través de Amir Baitulá Mehsud, emir de los talibanes en Waziristán oriental y occidental y dirigente tribal paquistaní vinculado a Osama Bin Laden y a Ayman Al Zawahiri. El pasado fin de semana, el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) advirtió del riesgo de atentados a esos países. Waziristán es una región montañosa del noroeste de Pakistán con linda con Afganistán y tiene una superficie de 11.585 kilómetros cuadrados. En pleno corazón tribal, nunca ha estado bajo completo control de la Administración paquistaní. Los combates entre el Ejército de ese país y los insurgentes talibanes son permanentes. Baitulá Mehsud ha sido acusado por el Gobierno de Pervez Musharraf de estar detrás del asesinato, el pasado mes de diciembre, de la dirigente opositora Benazir Bhutto. Ayer mismo, fuentes de los servicios de inteligencia que cita la agencia Efe en Pakistán aseguraron que el mulá Omar, viejo aliado talibán de Bin Laden, había destituido a Baitulá como jefe de los talibanes en ese país por desavenencias internas. Esta información no ha sido confirmada por Al Qaeda. "Sólo la cúpula de la organización sabe qué peticiones hará el emir [Baitulá] después del primer ataque, pero, si no se cumplen, habrá un segundo ataque, y un tercero más en España. Y luego en Alemania, Francia, Portugal y Reino Unido. Allí hay mucha gente preparada", aseguró uno de los jefes de la célula al testigo protegido -identificado en el acta de declaración de la Guardia Civil como F-1- cuando se unió en Barcelona al grupo de yihadistas paquistaníes. F-1 declaró el pasado día 22 a la Guardia Civil y posteriormente lo hizo ante el juez Ismael Moreno y ante el fiscal Vicente González Mota entre extraordinarias medidas de seguridad, según señalan fuentes judiciales que guardan un absoluto hermetismo sobre cómo y cuándo tuvo lugar. "Su declaración es muy importante y se teme por su vida. No se podía correr el riesgo de que fuera observado por nadie, incluyendo a los periodistas. No coincidió en ningún momento con los detenidos", señalan fuentes de la investigación. Según el testimonio de este testigo a la Guardia Civil, cuyos agentes fueron auxiliados por una traductora de inglés, las parejas de suicidas no actuarían juntas sino por separado y en distintas estaciones de metro. Según su relato, Maroof Ahmed Mirza, presunto dirigente del grupo, de 39 años, natural del Punjab y uno de los detenidos, elegiría los objetivos. "¿Llevaremos chalecos explosivos?, preguntó el suicida a sus compañeros. Y uno de los jefes respondió: "El artefacto lo llevaremos en una mochila o una bolsa y una tercera persona los detonará con un mando a distancia". Su compañero de suicidio sería Imran Cheema, también detenido, y ellos actuarían en Barcelona. Otras dos parejas más de suicidas lo harían también en España, y Akeel Abbassi atentaría supuestamente en Alemania, pero el testigo ignora dónde y cuándo. Sobre el supuesto atentado previsto en Francia, sus compañeros yihadistas le confesaron que lo perpetrarían tres personas, mientras que el de Portugal lo harían dos. El relato de F-1 asegura que mantuvo el siguiente diálogo con uno de los detenidos, especialista en explosivos y que había pasado varios meses en Pakistán antes de volver a Barcelona. Estos viajes son una característica habitual del perfil de los yihadistas paquistaníes que regresan a su país a formarse como terroristas y luego vuelven a Europa. Yihadista: "¿Por qué no has terminado tu entrenamiento [terrorista] en Pakistán?" Testigo protegido: "Porque estaba enfermo y tuve que volver". Yihadista: "A Amir Baitulá Mehsud [el dirigente talibán de Waziristán asociado a Osama Bin Laden] le gustas mucho. Le gustas tanto que si hubieras completado tu preparación en vez de ser un terrorista suicida te habrían hecho un experto en explosivos". Testigo protegido: "¿Qué diferencia hay entre un terrorista suicida y un experto en explosivos?" Yihadista: "Hay tres grupos diferenciados: el de planificación, el que construye las bombas y el de los suicidas". Cuando la Guardia Civil preguntó al testigo si conocía quiénes formaban parte en la célula de Barcelona de estos tres grupos, éste señaló que el jefe era Maroof, y que el grupo planificador lo integraban Sharif, Nawaz y Hanif; el grupo de explosivos Hafeez, Shahid y Qadeer Malik; y el grupo de los seis suicidas estaba compuesto por él mismo y otros cinco presuntos yihadistas. El relato del testigo protegido a la Guardia Civil figura en las diligencias incoadas contra 10 de los detenidos por el juez Ismael Moreno, que los acusa de proyectar un atentado contra el metro en Barcelona, y constan de 16 folios. Dieciséis folios plagados de detalles y confidencias sobre su llegada en tren a Barcelona el pasado día 16 para unirse a la célula yihadista. F-1 asegura que llegó a la estación de França de Barcelona, que preguntó al taquillero por la estación de metro más próxima y le indicó la Barceloneta. Allí dos paquistaníes le indicaron la parada más próxima para acudir a la mezquita Tariq Bin Ziyad, en El Raval, la zona más frecuentada por la comunidad paquistaní en esa ciudad. En la calle otra persona de aspecto paquistaní le indicó cómo llegar hasta la mezquita. A las 10.45, instante en que llegó a su destino, el lugar de oración estaba cerrado. Comió en un restaurante griego y charló con el cocinero. Le comentó que venía de Francia. A las 12.30 dejó sus zapatos en la puerta de la mezquita y se unió al rezo de los creyentes y cuando terminó se le acercó una persona que se presentó como Haffez Ahmed. En Francia le habían indicado que si alguien le preguntaba que de dónde venía, tenía que responder que "venía sólo para el Tabligh". A la conversación se unieron luego Shahid y Qadeer, otros dos supuestos miembros de la célula terrorista. Luego lo hicieron otros más, entre los que figuran la mayoría de los detenidos. En Francia le habían dado instrucciones de cómo y quién se haría cargo de él cuando llegara a la citada mezquita en Barcelona. Maroof, el jefe del grupo, le explicó que podía hablar con confianza y libertad delante de esas personas "sobre lo que iban a hacer". Varios de ellos le dijeron que no se habían presentado antes como compañeros porque sin el permiso del jefe de la célula "no podían decirle que eran sus compañeros". Pasó toda la tarde con ellos rezando en la mezquita y por la noche le condujeron a un piso donde iban a dormir. Tenía el aspecto de un local que había sido antes una tienda y donde se habían habilitado dos dormitorios. Hafeez Ahmed dijo que lo habían cogido como residencia de su gente. Le pusieron un colchón para descansar en una de las habitaciones y allí dejó su saco de dormir. El testigo protegido relata a la Guardia Civil que cuando sus compañeros pensaban que él estaba dormido, Qadeer le dijo a Shahid: "Entonces llévatelo y guárdalo allí". Shahid salió de la habitación caminando con sigilo y el testigo le observó desde la puerta entreabierta que "metía algo en el techo". Luego se quedó dormido. Según F-1, sus compañeros le despertaron a las cinco y media de la madrugada y fueron a la mezquita del Raval. Ese mismo día, al regresar a la casa después del rezo y mientras se duchaba, el tal Shahid fue al escondite y sacó la bolsa del techo: "Era una pequeña bolsa de plástico blanca, la abrió y había un puñado de polvo blanco, cerró la bolsa y la puso de nuevo en el agujero del techo". La declaración de este confidente ha sido corroborada por el juez Ismael Moreno en numerosos detalles, aunque los 10 detenidos paquistaníes han negado ser yihadistas y preparar atentados.


"Quiero que sepas que ésta ha sido la última llamada a tu esposa". La célula rezó unida el día 18 en Barcelona una plegaria 'yihadista' y suicida. El miembro del grupo de paquistaníes que más habló con el testigo protegido cuyas confidencias precipitaron la operación policial del pasado fin de semana en Barcelona, se detuvo cuando caminaban juntos por la ciudad. Eran las cinco de la tarde del pasado día 18, cuando, de pronto, le espetó: "¿Quieres llamar a tu esposa?". El confidente captado por el grupo como suicida le respondió: "Pero, eso está prohibido. Eso no puedo hacerlo". Y, entonces, su compañero, uno de los jefes de la célula, le contestó: "Toma, llama. Tú estás autorizado a llamar ahora". El testigo protegido aceptó la invitación, tomó el móvil de su "hermano" y comunicó con su esposa. Usó una tarjeta prepago que se quedó en su bolsillo. Cuando concluyó la llamada y paseaban por la ciudad, el yihadista le dijo: "Ésta ha sido la última conversación telefónica que tendrás con tu familia". "¿Por qué no me has avisado antes de que sería la última?", respondió el testigo, según su relato a la Guardia Civil. "No te dije nada para evitar que te emocionaras por teléfono". Los suicidas yihadistas solían telefonear a sus familiares para despedirse, pero desde hace unos años Al Qaeda y sus grupos asociados han prohibido esa práctica por motivos de seguridad. Ahora, lo normal es que tras el suicidio algún miembro de la célula informe a la familia de la muerte en la yihad de su ser querido. La declaración del testigo protegido F-1, tal como se le identifica en las diligencias judiciales, asegura que el mismo día 18, Qadeer Malik y Shahid entraron junto a un desconocido a la mezquita paquistaní de la calle Hospital, en el céntrico barrio del Raval, y comenzaron a rezar. Normalmente, las personas colocan sus pertenencias alejadas, pero, en esa ocasión, Shahid colocó junto a su pierna la bolsa grande con dos sacos de dormir que transportaba. Todos los miembros de la célula rezaron juntos. A las 20.30, Sharif llamó a Maroof, el presunto jefe del grupo, a Shahid, al testigo y a una cuarta persona, no implicada en los hechos, para que subieran a cenar. Mientras que Sharif y la persona ajena a la célula cenaban, el resto entró en una biblioteca donde, según el testigo, los libros estaban colocados "de perfil, menos dos que estaban de lado". "Al apartarlos quedó a la vista una bolsa de plástico negra en la que había un polvo de color grisáceo. Shahid lo colocó en su mano y lo frotó con fuerza contra su palma y le dijo a Maroof que no era bueno. Posteriormente Maroof hizo lo mismo y dijo que sí era bueno. Shahid respondió que si algo iba mal él no se hacía responsable. Maroof añadió que si no valía el polvo podría pedir más y de mejor calidad", según señala el acta de la declaración del testigo protegido. Tras la cena, Shahid colocó la otra bolsa de polvos en el saco del testigo protegido. A las 21.00 todos estaban listos para partir pero entonces el jefe Maroof, de 39 años, dijo que deberían esperar al señor Tariq. Éste llegó a las 22.00 y, según su relato, se reunieron en el patio de la mezquita y rezaron "una plegaria yihadista con motivo del suicidio, que recitaron todos aunque no fueran suicidas". El jefe les dijo que fueran en grupos de dos a otra mezquita para no llamar la atención. Información


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

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