CONCEPTO Y TIPOS DE TRAUMATISMOS

Por Rafael Sánchez Armas 

 

 

TRAUMATOLOGÍA

 

Es una rama de la medicina basada en el conocimiento de las causas, efectos y tratamiento de las lesiones. Su asentamiento en el ámbito de la medicina forense no despierta ninguna duda por su relevancia en los procesos judiciales, dictámenes médicos, peritación de daños e indemnizaciones, responsabilidad criminal.

 

            Concepto de la lesión

 

            El Diccionario de la Real Academia Española define la lesión como el daño o detrimento corporal causado por una herida, golpe o enfermedad. Por su parte, la Enciclopedia de la Salud Familiar entiende por lesión "Cualquier anomalía de la estructura o de la función de cualquier parte del cuerpo. El término puede referirse a una herida, una infección, un tumor, un absceso o una anomalía química". Finalmente, el Código Penal español considera lesión el menoscabo de la integridad física o de la salud de una persona causado por cualquier medio o procedimiento.

 

            En definitiva, la lesión es una alteración anatómica o fisiológica de cualquier parte del organismo por una agresión con un arma u otro objeto; por una situación patológica o por un accidente. La lesión puede adoptar la forma de contusión, fractura, intoxicación, quemadura, ceguera, amputación, hemorragia, mutismo, sordera, deformación, esterilidad o secuela de tipo nervioso.

 

            Tratamiento jurídico de la lesión

 

            La integridad corporal y la salud de las personas constituyen un bien protegido jurídicamente. De ahí la tipificación penal de la lesión dolosa o negligente. Es dolosa cuando en su producción se utilizan armas, objetos y formas considerados peligrosos para la integridad corporal o para la salud; cuando hay ensañamiento y cuando la víctima es menor de doce años o incapaz. En ausencia de tales presupuestos, la lesión sólo tiene carácter de negligente o culposa.

 

            Las lesiones están tipificadas como delitos y faltas atendiendo a la naturaleza del hecho; las circunstancias del mismo y la gravedad del daño. La tentativa de delito está castigada con la pena inferior en uno o dos grados a la señalada por la ley para el delito consumado.

 

            En el vigente Código Penal español no están reputados como delito de lesiones ninguno de los siguientes supuestos:

 

                        a) Transplantes de órganos efectuados de acuerdo con la ley.

                        b) Intervenciones quirúrgicas en casos de transexualismo y de esterilidad voluntaria de hombres y mujeres. 

                        c) Esterilización de personas incapaces con graves deficiencias de tipo mental.

 

CLASIFICACIÓN DE LAS LESIONES

 

            Asfixia

 

            Se origina por la falta de oxígeno en los pulmones. Las causas son múltiples: sumersión, ahorcamiento, intoxicación por monóxido de carbono, sofocación, estrangulamiento. La supervivencia de un asfixiado depende de la rapidez a la hora de adoptar las medidas de socorro. Varios son los métodos de respiración artificial:

 

Holger-Nielsen (el accidentado está situado boca abajo); Sylvester (el accidentado está situado boca arriba); reanimador Arecheta; basculante de Eve; oxigenoterapia; boca a boca. Independientemente de cual sea el método elegido, la respiración artificial se ha de llevar a cabo en el mismo lugar del siniestro, sin demora de tiempo, tras aflojar la ropa del accidentado y liberar las vías respiratorias de cualquier obstáculo: cuerpos extraños, dentadura postiza, lengua desviada. Una vez reiniciada la respiración natural, el siniestrado deberá ser abrigado y trasladado urgentemente a un centro hospitalario.

 

            Contusión

 

            Es un tipo de lesión conocido como cardenal y chichón. No existe fractura en la piel recubridora del tejido afectado. Su importancia no depende tanto de la violencia del agente traumático como del órgano adyacente: cerebro, pulmón, abdomen. Los síntomas característicos de las contusiones, según la región afectada y el impacto del golpe, oscilan entre los vértigos y la depresión vital del organismo pasando por los zumbidos de oídos, la taquicardia, los vómitos, la pérdida de conciencia.

 

            En los casos de contusión leve sólo es necesario aplicar un vendaje compresor. Si el traumatismo ha ocasionado algunos de los síntomas más o menos graves detallados más arriba, se hace preciso inmovilizar al lesionado, aflojar la ropa ceñida y evitar su enfriamiento. Es útil suministrar frecuentes infusiones de té o café. El dolor se combatirá con analgésicos.

 

            Fractura

                       

            Es una lesión del tejido óseo. La fractura incompleta se denomina fisura. En cuanto a la fractura completa (hay separación de los fragmentos del hueso roto), puede ser cerrada (no existe destrucción de la piel) o abierta. Cuando la fractura astilla el hueso y hiere un órgano vital, la fractura se llama complicada. Entre los síntomas característicos de la fractura, es necesario destacar el dolor y la inamovilidad, deformidad y la hinchazón del miembro afectado. También puede haber crepitación o sensación de roce entre los dos fragmentos del hueso roto. La hemorragia sólo se da en las fracturas abiertas. Las fracturas más peligrosas comprenden los huesos del cráneo, la columna vertebral y el torax. La inmovilización de un miembro fracturado es la primera medida de socorro. En los supuestos de fractura de la columna vertebral, jamás debe sentarse al herido ni provocar ninguna flexión de la espalda. Uno de los mayores riesgos para un motorista accidentado o un obrero caído desde un andamio consiste en ser auxiliado por una persona inexperta. Muchos paralíticos lo son gracias a ese tipo de socorro precipitado.

 

            Hemorragia

 

            Es la expulsión más o menos violenta de la sangre a través de una herida. La hemorragia puede ser venosa o arterial. La primera es de color rojo oscuro, sale como babeando, sin intermitencia, pero con regularidad. En cuanto a la hemorragia de tipo arterial, la sangre es de color rojo, sale a chorro y en forma de sacudidas, según el ritmo del corazón. Un adulto sano puede tolerar sin consecuencias graves una hemorragia de medio litro de sangre. La muerte sobreviene cuando esta cantidad se multiplica por seis. La rapidez es fundamental a la hora de atajar una hemorragia.

 

            La hemorragia por la boca proviene casi siempre del pulmón o del estómago. La hemoptisis es de color rojo vivo, con abundante espuma, sin restos alimenticios, expulsada a golpe de tos, si vértigo ni pérdida del sentido. Por su parte, la hematemesis o hemorragia de procedencia estomacal se distingue por el color rojo negruzco de la sangre, acompañada de residuos de alimentos, vómitos, mareo y supresión del conocimiento.

 

            La hemorragia por la nariz se llama epistaxis, originada en la arteria del tabique nasal. Los golpes y las enfermedades constituyen la principal etiología. Se ha de tener cuidado para no confundir una epistaxis y una hemorragia procedente del pulmón.

 

            La hemorragia por el oído puede ser el síntoma de una fractura del cráneo.

 

            La hemorragia por el ano se denomina melena, sale mezclada en gran cantidad con heces de color muy oscuro, casi negro. La causa principal radica en las ulceraciones del intestino. Cuando la sangre es más clara, el traumatismo está localizado en el recto. Es el conocido caso de las hemorroides.

 

            La hematuria o hemorragia por la uretra bulle confundida con la orina. Puede tratarse de una lesión en el riñón o de un cáncer de próstata. Algunos torturados en dependencias de la policía y del Ejército han "orinado" abundantemente.

 

            En general, el tratamiento contra las hemorragias consiste en mantener en reposo al herido, comprimir la zona sangrante con los dedos o con un torniquete, aplicar bolsa de hielo y administrar fármacos coagulantes.

 

            Herida por arma de fuego

 

            En esta clase de traumatismo existe rotura del tejido cutáneo. Es un tipo de lesión fácil de infectar si no se toman las medidas oportunas. Está en función de los elementos del disparo y de la distancia del objetivo.

 

            I. Elementos del disparo.

 

                        a) Carga explosiva.

 

            Sirve para impulsar la bala a través del cañón del arma. Al tratarse de pólvora deflagrada produce una llama o fogonazo, humo, gases y granos de pólvora no deflagrada, cuya distancia de proyección es superior al resto de los elementos producidos. Cuanto más moderna sea la pólvora, mayor será la distancia alcanzada y menor serán los gases y humo producidos.

 

                        b) Proyectil.

 

            Es el componente del cartucho disparado a gran velocidad como producto de los gases de la combustión de la carga explosiva. Puede ser una bala o una porción de perdigones.

 

            II. Distancia del disparo.

 

                        a) Herida por disparo a cañón tocante.

 

            Se produce cuando la boca del cañón se halla a menos de cinco centímetros de la víctima. A simple vista se aprecia un orificio de entrada en forma de estrella. No existe ninguna señal de tatuaje porque todos los elementos de la carga explosiva han quedado dentro de la herida, en el túnel formado por el proyectil. Es necesario utilizar una lupa para observar la quemadura interna, la zona apergaminada por los gases incandescentes, la pólvora no deflagrada y la bala cuando no haya salido por el lado contrario.

 

                        b) Herida por disparo a quemarropa.

 

            Se trata de la herida provocada por un disparo entre cinco centímetros y medio metro de la víctima. Produce una quemadura en la piel o en la ropa de la misma. A simple vista se observa un tatuaje generado por las partículas de la pólvora deflagrada.

 

                        c) Herida por disparo a bocajarro.

 

            Es la herida ocasionada desde corta, media y larga distancia, si bien en ninguno de los casos rebasa la distancia de un metro y medio. Los indicios en diferentes medidas son el tatuaje, la quemadura y la presencia de pólvora deflagrada. La herida a larga distancia carece de tatuaje. En todos los casos debe determinarse la trayectoria de la bala, de dirección más oblicua cuanto mayor cantidad de partículas de pólvora se aprecie en la herida y más grande sea la quemadura. Si el proyectil tropieza contra un hueso puede perforarlo o variar la trayectoria rectilínea. En ambos supuestos provoca nuevas lesiones internas, en el primer caso por los fragmentos óseos actuando como improvisados proyectiles. El calibre del arma se calcula midiendo el diámetro del orificio de entrada de la bala, nunca el orificio de salida por ser mayor tras haber arrastrado las esquirlas del hueso en forma de cono.

 

                        d) Herida por disparo de escopeta.

 

            Con el fin de subsanar las dificultades producidas en la determinación de la distancia del disparo con escopeta, se ha de disparar el arma desde diferentes distancias para observar la dispersión de los perdigones y comparar sus efectos con los indicios examinados en la víctima.

 

            De forma aproximada, podemos averiguar la distancia del disparo según sean las partes del cuerpo impactadas por las postas:

 

                                   -Cinco metros: cabeza y cara.

                                   -Diez metros: cabeza y cuello.

                                   -Veinte metros: cabeza y torax.

                                   -Veinticinco metros: medio cuerpo.

                                   -Más de veinticinco metros: en todo el cuerpo, pero no hay vísceras lesionadas.

 

            Herida por arma de fuego (signos de suicidio)

 

                        a) La distancia del disparo ha de ser menor que la longitud del brazo del suicida.

                        b) El disparo suicida a cañón tocante se produce en zonas vitales: sienes, frente, interior de la boca, debajo del mentón, región pericárdica. El tiro en el cielo del paladar es mortal siempre.

                        c) El análisis criminalístico permite determinar si hay restos de partículas de la carga explosiva. En los suicidios, la herida siempre aparece contaminada por los granos de pólvora no deflagrada.

 

            Herida por arma blanca

 

            Las armas blancas son agentes vulnerantes constituidos por un mango y una hoja en forma de punta con bordes afilados o romos. Se clasifican en función del tipo de herida que provocan: punzantes, contundentes, cortantes, punzocortantes, punzocontundentes y cortocontundentes.

 

                        a) Armas punzantes.

 

            Son instrumentos largos, puntiagudos y más o menos delgados, características compartidas por punzones, estiletes, leznas, picahielos y otros. El elemento punzante atraviesa por compresión o impacto y de forma irregular la piel y los tejidos subcutáneos. Suele infectar la herida por no hallarse esterilizado. La gravedad de la lesión depende de la profundidad alcanzada por el arma y la víscera afectada. También puede existir fractura de huesos menores. Las heridas producidas por las armas punzantes pueden ser confundidas con el orificio de entrada de una bala de pequeño calibre, debido a la escoriación y equimosis de los bordes lesionados de la piel. Cuando la agresión se realiza en el abdomen, la zona cutánea y subcutánea alrededor de la herida se hunde por el denominado "efecto acordeón".

 

                        b) Armas contundentes.

 

            Son instrumentos de bordes romos, entre los cuales podemos citar los de origen natural (puños, cabeza, codos, rodillas, pies, dientes, uñas); eventuales (estacas, palos, bastones, piedras) y artificiales (mazas, garrotes, martillos, porras, cadenas, puños americanos). El suelo, las paredes y los objetos de superficie dura también son instrumentos contundentes. Entre las heridas contusas caben destacan las siguientes: hematomas, chichones, contusiones, escoriaciones (heridas superficiales en la dermis), erosiones (heridas profundas en la epidermis). Las heridas de bala se consideran contusas.

 

                        c) Armas cortantes.

 

            Son instrumentos, cuya hoja dispone de uno o más filos capaces de seccionar por deslizamiento. Producen una herida nítida en la piel y tejido subcutáneo. Entre los mismos podemos enumerar: cuchillos, machetes, navajas, hojas de afeitar, cristales y otros. Las heridas por instrumentos cortantes no acostumbran a infectarse porque sus bordes son netos y regulares. Las dimensiones de las heridas guardan relación con la fuerza empleada por el agresor. Suelen ocasionar grandes hemorragias. Las personas muertas por arma cortante suelen encontrarse en medio de un charco de sangre. La huella del arma es una escoriación alargada o curva porque la penetración rara vez se hace en perpendicular al cuerpo. Cuando el arma cortante interfiere un tendón se produce una parálisis en la zona afectada.

 

                        d) Armas punzocortantes.

 

            Son instrumentos de doble uso. Cuchillos, navajas, tijeras, puñales o dagas pertenecen a este grupo de armas. La importancia de las heridas depende de la profundidad del órgano o tejido insertados. Las armas punzocortantes pueden ocasionar el tétanos por hallarse oxidadas. Un signo de peligrosidad criminal consiste en desplazar el instrumento en cualquier dirección una vez ha penetrado en el cuerpo. Esta maniobra provoca heridas adicionales de mucha gravedad. No debe confundirse con las lesiones entrecruzadas de dos agresiones consecutivas e independientes: dos cuchilladas idénticas en la misma zona, por ejemplo.

 

                        e) Armas punzocontundentes.

 

            Son instrumentos con cuerpo de hierro o acero, puntiagudos y de bordes romos como los picos y alcotanas. Originan lesiones por impacto o compresión de la piel, muy graves cuando son utilizados con fuerza. Generalmente, estas armas son abandonadas por los autores de las agresiones.

 

                        f) Armas cortocontundentes.

 

            Son instrumentos compuestos de un mango de madera o metálico y hoja de bordes afilados o no. Las hachas, machetes, sables o espadas son las armas más conocidas en esta clase. Además de cortar pueden originar fracturas debido a su gran peso. La herida de un golpe de hacha se confunde a veces con una lesión contusa.

 

            Herida por mordedura y picadura de animales

 

            En muchos rincones del planeta sobreviven insectos, peces y reptiles cuyo ataque puede revestir máxima gravedad para el hombre. Los mosquitos, las pulgas y los piojos son grandes transmisores de enfermedades como la malaria, la peste o el tifus. Son muchos los insectos capaces de lesionar e incluso matar. Las abejas y las arañas del tipo "viuda negra" no transmiten ninguna enfermedad, pero sus picaduras son en muchos casos definitivas por la potencia del veneno inoculado. Los perros, zorros y murciélagos también pueden transmitir la rabia. Las pirañas, cocodrilos y anguilas no son animales venenosos, pero no es conveniente toparse con ninguno: las pirañas devoran a su presa en un santiamén y los cocodrilos lo hacen a grandes bocados; las anguilas provocan terribles descargas eléctricas. El coto espinoso, el pez luna, la medusa y el lucio son algunos de los habitantes del mar poco recomendables por su toxicidad. Las morenas, picudas y tiburones se parecen a las simpáticas pirañas: no intoxican, pero muerden un montón. En cuanto a los ofidios venenosos, los más populares son la víbora, la cobra, la mamba, la serpiente de cascabel, el mocasín acuático, etcétera. Hay serpientes venenosas en todos los continentes.

 

            Insolación

 

            Es una lesión provocada por la irradiación solar. El doble efecto de la temperatura y la luz del sol, tiene las siguientes consecuencias sobre el organismo: congestión, dolor de cabeza, náuseas, vómitos, sudoración, calambres. En los casos graves, el accidentado puede tener fiebre alta, perder el sentido e incluso entrar en coma.

 

            El golpe de calor presenta similares efectos, aunque la causa es otra; por ejemplo, trabajar en un ambiente muy caldeado, como la sala de máquinas de un barco navegando en una zona de clima tórrido.

 

            Quemadura

 

            Es una lesión provocada en la piel y en los órganos internos, realizada por los siguientes agentes:

 

                        a) Radiaciones electromagnéticas (rayos X y ultravioleta).

                        b) Electricidad.

                        c) Productos químicos: ácido sulfúrico, amoníaco, lejía, sosa, etcétera (se denomina intoxicación cuando son ingeridos).

                        d) Agentes mecánicos (quemaduras por abrasión en los accidentes de tráfico, caídas por terraplenes, etcétera).

 

            Hay tres clases de quemaduras:

 

                        I. Quemadura de primer grado.

 

            Causa el enrojecimiento de la epidermis, si bien el daño es mínimo en la función protectora de la piel. El dolor es el síntoma predominante de la herida, cuya desaparición sucede entre cuarenta y ocho horas y setenta y dos. La cicatrización culmina al cabo de cinco días. Es una quemadura propia del exceso de radiación solar,  escaladas de corta duración y agua caliente. La profilaxis consiste en aplicar una compresa con agua muy fría y un vendaje a continuación. Cuando la quemadura se produce por amoníaco, lejía, sosa o potasa, se lavará con limón o vinagre y después se curará como el resto de quemaduras. El antídoto del ácido sulfúrico es el bicarbonato de sosa, aunque las cicatrices son retractiles y dejan graves secuelas sobre todo en la cara.

 

                        II. Quemadura de segundo grado.

 

            Es más profunda y afecta también a la dermis. El enrojecimiento y las vesículas o ampollas son los efectos visibles. La quemadura superficial no infectada termina la curación entre una semana y catorce días sin dejar cicatriz, excepto si la herida es muy extensa. El tratamiento consiste en reposo; administración de analgésico y antibióticos para combatir el dolor y la infección, respectivamente, y protección de la herida con gasa estéril, algodón y vendaje. No ha de faltar los jugos de fruta, limonadas y agua azucarada en abundancia. A veces se hace necesaria la aplicación de suero por vía intravenosa.

 

                        III. Quemadura de tercer grado.

           

                        Se caracteriza por la dureza, semejante al cuero, y por el color marrón o negro, aunque también puede ser de color blanco o rojo. No es frecuente la aparición de ampollas. Cuando la quemadura es muy profunda y extensa sobreviene una necrosis masiva. La profilaxis requiere injertos cutáneos y la hospitalización en centros de recuperación de quemados. La morfina es el analgésico más utilizado. La gravedad de la quemadura de tercer grado no radica tanto en la profundidad como en la extensión. La carbonización de una pierna reviste menos importancia comparada con una quemadura menos profunda, pero más extensa en el tronco: la pierna se puede amputar, no así los órganos torácicos y abdominales gravemente afectados. La edad es el tercer factor a tener en cuenta en las consecuencias de la quemadura: los niños forman un grupo de elevado riesgo por la falta de madurez de su sistema inmunológico.

 

            Sumersión

 

            Se produce por la entrada de agua en los pulmones, por agotamiento del nadador, por un síncope traumático al caer al agua. El ahogado precisa de la misma asistencia de un accidentado por asfixia en general. Varios son los elementos a tener en cuenta en cualquier salvamento: situación de la víctima, distancia de la costa, corriente marina, estructura de la orilla (costa escarpada, escollera, playa arenosa, etcétera), medios de rescate, entrenamiento y actitud de los socorristas.

 

            El accidente de sumersión se convierte en tortura cuando la cabeza de la víctima es sumergida en un depósito de agua, orina o heces. Dicha tortura se conoce en ambientes policiales como “la técnica del submarino”.

 

TIPOS DE LESIONES MUY GRAVES

 

                        a) En órganos vitales: cerebro, pulmones, corazón, hígado, riñón, etcétera. Su paralización acarrea indefectiblemente el óbito de la víctima.

 

                        b) Hemorragia: externa (heridas de asta de toro en la arteria femoral); interna (pleuresía) y exteriorizada (sangre manada por el recto procedente de una lesión en el intestino). En algunos casos, la cantidad de sangre perdida no es determinante a la hora de provocar la muerte (hemorragia cerebral). Las hemorragias venosas también pueden ser mortales.

 

                        c) Cese de las funciones básicas: respiración, circulación, temperatura basal, motricidad, presión arterial, etcétera. La causa es una disminución del riego sanguíneo, cuyo desenlace es el colapso, el coma y la muerte. Es conocido en la nomenclatura médica como shock.

 

LESIONES DE TRÁFICO

 

            Un tercio de las autopsias practicadas en el Instituto Anatómico Forense de Barcelona por muerte violenta se debe a la colisión entre vehículos.

 

            La importancia de las lesiones está en función del peso y la velocidad de los vehículos; del costado por donde se halla provocado el choque y de la situación de los ocupantes. Si la colisión es de frente o en una embestida por detrás, el conductor recibirá el impacto del volante contra el torax y sufrirá lesiones en las rodillas. En caso de velocidad excesiva, y como consecuencia de la sacudida en forma de látigo de la cabeza, generalmente se fractura el cuello causando lesiones nerviosas. Los cristales del parabrisas son un riesgo añadido para los ojos.

 

            En las embestidas por detrás, los ocupantes del vehículo embestidos son proyectados hacia delante, unos encima de otros, mientras el habitáculo se convierte en una trampa mortal.

 

            Lesiones a peatones

 

            Desde la irrupción del coche en la sociedad desarrollada, la muerte y las lesiones han rondado a los peatones como una plaga moderna. Pero jamás nadie imaginó la última aventura de los viandantes de cualquier ciudad mientras caminan por la acera: ser atropellados por motoristas sin castigo. Barcelona es un ejemplo fidedigno.

 

            El atropello de personas por un vehículo consta de varias etapas:

 

                        a) Fase del impacto.

 

            Se produce al entrar en contacto el vehículo y el peatón. La importancia de las lesiones depende de la velocidad del vehículo y la situación del parachoques. Un coche pequeño, con el guardabarro a poca altura, causará heridas en los gemelos y en las rodillas; un camión provocará lesiones en las nalgas, en el abdomen y en la cintura.

 

                        b) Fase de proyección.

 

            Tras el golpe contra el vehículo, la víctima sale despedida a cierta distancia, según la violencia del impacto y la corpulencia del peatón.

 

                        c) Fase de caída.

 

            Como es natural, el descenso del cuerpo se produce hacia en lado contrario desde donde ha sido despedido, sobre la calzada u otro vehículo. Las heridas más frecuentes son de tipo craneoencefálicos, contusiones, fracturas de manos y muñecas, hemorragias exteriorizadas por oídos, boca o nariz. Los ancianos son más vulnerables debido a la descalcificación progresiva del esqueleto.

 

                        d) Fase de aplastamiento.

 

            No se da en todos los accidentes de tráfico, pero cuando sucede tiene consecuencias muy graves por las múltiples fracturas de huesos y vísceras, sobre todo cuando el aplastamiento lo realiza un camión. Los ferrocarriles y vagones de metro acostumbran a seccionar la cabeza, el tronco o los miembros de las extremidades. Es un atropello mortal en un elevadísimo porcentaje. De ahí la práctica de los suicidas de arrojarse a las vías del tren.

 

                        f) Fase de arrastre.

 

            Tampoco se produce siempre, salvo cuando un saliente del vehículo engancha la ropa del peatón, quien es arrastrado hasta la parada definitiva del vehículo o hasta ser despedido. Las heridas son en forma de escoriaciones de la piel, contusiones y pérdida de sustancia. El tejido muscular queda al descubierto.

 

LESIONES LABORALES

 

            En Derecho del Trabajo se considera accidente laboral la lesión provocada con ocasión del trabajo desempeñado y enfermedad profesional la lesión originada de forma no inmediata, pero también como consecuencia de la actividad laboral.

 

            Los accidentes laborales y las enfermedades profesionales dan origen a diferentes situaciones de baja médica: incapacidad laboral transitoria, invalidez provisional, invalidez permanente parcial, invalidez permanente total para la profesión habitual, invalidez permanente absoluta para todo trabajo y gran invalidez.

 

            Accidentes laborales

 

No están contemplados como accidentes laborales las lesiones provocadas voluntariamente o mediante imprudencia temeraria. Los accidentes laborales son:

 

                        a) Lesiones producidas como consecuencia del trabajo realizado por cuenta ajena.

                        b) Lesiones producidas en el trayecto desde el trabajo hasta la vivienda del trabajador o viceversa.

                        c) Lesiones producidas durante el desempeño de funciones sindicales.

                        d) Lesiones producidas en trabajos no habituales encomendados por el empresario de forma extraordinaria o realizados de forma espontánea por el mismo en bien de la empresa.

                        e) Enfermedades contraídas por el trabajador durante su trabajo.

                        f) Agravación de enfermedades y defectos.

                        g) Imprudencia profesional (no temeraria).

 

            Enfermedades profesionales

 

            Sobrevienen por la exposición o contacto duradero de los trabajadores con ambientes insalubres y materiales contaminantes. Son ejemplos de actividades de riesgo la minería del carbón (silicosis), la ganadería (fiebre de Malta), la medicina (rayos X, contagios), la navegación marítima (asma, depresiones), la industria nuclear (radiactividad).


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RAFAEL SÁNCHEZ ARMAS

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